lunes, 21 de septiembre de 2009

La creación según John D. Rockefeller

Eduardo Galeano

En el principio hice la luz con farol de queroseno. Y las tinieblas, que se burlaban de las velas de sebo o de esperma, retrocedieron. Y amaneció y atardeció el día primero.
Y el segundo día Dios me puso a prueba y permitió que el demonio me tentara ofreciéndome amigos y amantes y otros despilfarros.
Y dije: “dejad que el petróleo venga hacia mi”. Y fundé la Standard Oil. Y vi que estaba bien y amaneció y atardeció el día tercero.
Y el cuarto seguí el ejemplo de Dios. Como El, amenace y maldije a quien me negara obediencia; y como Él aplique la extorsión y el castigo. Como Dios ha aplastado a sus competidores, yo pulverice a mis rivales de Pittsburg y Filadelfia. Y a los arrepentidos prometí perdón y paz eterna.
Y puse fin al desorden del universo. Y donde había caos, hice organización. Y en escala jamás conocida calcule costos, impuse precios y conquiste mercados. Y distribuí la fuerza de millones de brazos para que nunca más se derrochara tiempo, ni energía ni materia. Y desterré la casualidad y la suerte de la historia de los hombres. Y amaneció y atardeció al día quinto.
Y por dar nombre a mi obra inaugure la palabra trust. Y vi que estaba bien y comprobé que giraba el mundo alrededor de mis ojos vigilante, mientras amanecía y atardecía el día sexto.
Y el día séptimo hice caridad. Sume que Dios me había dado por haber continuado Su obra perfecta y done a los pobres veinticinco centavos. Y entonces descanse.

(De Memoria del fuego: las caras y las mascaras)

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